10 abr 2013

Fantasías de la temeridad | Miguel León-Portilla


Hay libros que por dar a conocer algo que mucho importaba o por sostener una tesis merecedora de atención, hacen ruido. Hay otros que también lo hacen, aun cuando sea por poco tiempo, por ofrecer exactamente lo contrario. Después de lo que voy a exponer aquí, dejo al prudente lector juzgar por sí mismo a qué categoría pertenece el libro que voy a comentar.

Su autor es el historiador francés Christian Duverger. Su libro ostenta el título de Crónica de la eternidad. Recién publicado con el sello de Editorial Taurus, en él sostiene Duverger que Bernal Díaz del Castillo no pudo ser el autor de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España sino que la autoría corresponde nada menos que a Hernán Cortés.

Tesis tan novedosa contradice lo que se ha reconocido a lo largo de más de 450 años, desde 1568 en que escribió Bernal que había concluido su Historia. Y contradice también lo expresado por dos bien conocidos autores del mismo siglo XVI: Alonso de Zorita, oidor en Guatemala de 1553 a 1557, afirma supo de labios de Bernal —quien le mostró sus escritos— que tenía redactada ya parte de su Historia; y por fray Juan de Torquemada que en su Monarquía Indiana sostiene conoció a Bernal en Guatemala y supo que escribía acerca de la conquista. Y podrían añadirse los nombres de otros, no pocos, incluyendo el del cronista Antonio de Herrera y el de fray Alonso Remón que la publicó en Madrid, en 1632, atribuyéndola a Bernal.
Los principales argumentos de Duverger para negar la autoría a Bernal se centran en que, por tratarse de un hombre rudo, un soldado, es probable que incluso fuera analfabeto y desde luego no hombre de letras. Otro argumento aducido es que a la avanzada edad en que se dice que Bernal escribía es imposible que pudiera recordar lo que refiere. 

En cuanto a lo primero, se conservan otros escritos de él, algunos como miembro del cabildo de Guatemala. Me remito a la obra de Bernard Grunberg, Dictionnaire des conquistadores de Mexico (París, 2001), que registra buen número de documentos suscritos y presentados por Bernal, que incluso fue enviado a España como procurador. 

El que fuera un soldado no es prueba de ser incapaz de escribir. Recordemos a Miguel de Cervantes Saavedra, contemporáneo suyo, también soldado sin estudios universitarios, genio de la literatura española.

En cuanto a que, siendo muy anciano, no pudo recordar bien lo acaecido en la conquista, consta por reiteradas referencias que comenzó a escribir su Historia hacia 1555, como lo afirma el citado oidor Alonso de Zorita. 


Pruebas de que la Historia es obra suya la ofrecen su estilo salpicado de anécdotas al recordar distintos episodios y las frecuentes críticas que hace a la Historia de la conquista de México de Francisco López de Gómara, publicada en 1552, que en el fondo es una elogiosa biografía de Hernán Cortés. Como muestra de anécdotas recordaré lo que expresó respecto de lo que sentía y hacía antes de entrar en batalla: experimentaba una temblorina, orinaba y rezaba a Nuestra Señora y luego, reanimado, empuñaba sus armas. 

Como puede verse, no existe prueba ni indicio alguno para sostener que fue imposible que Bernal escribiera la Historia verdadera


Atendamos ahora los principales argumentos que aduce Duverger para atribuir como autor de la Historia verdadera a Hernán Cortés. Diré antes que nadie ha visto el supuesto texto escrito por Cortés. Si como lo pretende Duverger, su redacción ocurrió durante los últimos años de vida de Cortés, hallándose en España, debió explicar de dónde sacó tiempo Cortés, que continuaba enfrascado en alegatos y litigios en relación con el juicio de residencia al que se le pretendía someter o el asunto del número de sus vasallos en Nueva España o los dineros que la Corona le adeudaba. 

Y además, cabe preguntarse qué pudo mover a Cortés a escribir esa Historia que nadie ha visto. La razón de esta pregunta se debe al hecho de que el mismo Cortés había escrito ya ampliamente sobre la conquista en sus Cartas de relación a Carlos V, que para entonces habían sido editadas varias veces y traducidas al latín y a otras lenguas. Además, como ya lo recordé, Francisco López de Gómara había escrito una especie de biografía elogiosa del conquistador. 

José Luis Martínez, y el mismo Duverger, en su libro Cortés (2005), no dicen ni pío sobre la supuesta Historia. Y ahora, apoyándose en meras suposiciones, o mejor en fantasías, dice Duverger que esa Historia de Cortés la enviaron a sus hijos al tiempo de la famosa Conjuración (1567) como para dar argumentos de apoyo a su causa. Y añade que luego de México la hicieron llegar a Guatemala, tal vez porque sabían acerca de Bernal. Aquí hay que recordar que, para esas fechas, Bernal había concluido su Historia, según su propio testimonio. 

Terminaré citando lo mostrado por el historiador español, profesor Guillermo Serrés, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. Expresa él que Duverger sostiene que la existencia de Bernal por primera vez aparece documentada en 1554, cuando en realidad lo estuvo desde 1539, según testimonio conservado en el Archivo de Indias. Y, asimismo, Duverger afirma que la Audiencia centroamericana en 1568 residía en Panamá cuando en realidad desde 1563 se encontraba ya en Guatemala. 

La conclusión es clara. El libro no presenta testimonio alguno que pruebe lo que en él se afirma. Más que Crónica de la eternidad se trata de fantasías de la temeridad.

1 comentario:

Andrea dijo...

Gracias por la reseña. Una pregunta, Duverger basa su tésis en algo mas que anécdotas?