Desde hace años años -quizás algún buen lector de reflexiones sobre la realidad contemporánea aún lo recuerde- se viene hablando bastante sobre nuestro mundo de "simulacros" (Baudrillard); del "sujeto" y sus "máscaras" (Vattimo); del "fin" de esto o aquello; de "lo sólido que se desvanece en el aire" (Berman); sustituido no por "ilusiones" (Furet), "grandes relatos" (Lyotard), sino por eso otro que estamos tratando todavía de digerir: la "posmodernidad", "el imperio de lo efímero" (Lipovetsky), la diversidad, lo virtual, la "liquidez" (Bauman), los "no lugares" (Augé), el "supermercado" (Houellebecq), lo "next" (Baricco).