No son tiempos para intelectuales estos que vivimos. Según Edward W. Said, lo peor que le puede pasar a un intelectual es que se "profesionalice", sienta que lo suyo es un trabajo con horario, se vuelva remilgado, no mueva el bote, evite la controversia, lo político (a no ser lo políticamente correcto), se las dé de "objetivo", le haga el juego al poder, piense que escribe para un "cliente", y jamás arriesgue el pellejo (tiene familia y es normal, sufre sus miedos). Un auténtico intelectual, afirma Said, debe ser un "amateur", otros han dicho un "diletante" (no peyorativamente), alguien que cultiva un saber como aficionado, con esmero y afecto, no como profesional o "académico" (en el apolillado sentido de especialista o erudito latero).