Mostrando entradas con la etiqueta América Latina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta América Latina. Mostrar todas las entradas

10 abr 2013

El revolucionario | Jon Lee Anderson


La clínica siquiátrica del doctor Edmundo Chirinos está en un distrito que antaño fue uno de los más refinados de Caracas. Chirinos es un hombre bajo, ya en sus 60, que tiene ojos traviesos y cejas pobladas. Por su consultorio han desfilado profesionales de alto rango y prominentes figuras políticas. Me dijo que desde 1958, cuando Venezuela se convirtió en una democracia multipartidista, ha tenido el gusto de conocer a siete de sus presidentes, que han llegado a ser sus amigos o sólo sus pacientes. Hugo Chávez es uno de esos presidentes y amigos personales. Dice que es el hombre más honesto que ha conocido.

Chirinos quería conversar conmigo acerca del Presidente Hugo Chávez y me dijo que la manera más discreta de hacerlo era a través de un cuestionario diseñado por uno de sus colegas. Este exponía 50 rasgos personales que tanto se le podían atribuir al Libertador Simón Bolívar como al Presidente Chávez o a ambos.

22 ene 2013

La odisea de Albert Hirschman | Jeremy Adelman


La vida de Albert Hirschman puede verse como una parábola de los horrores y esperanzas del siglo XX. Hirschman nació en Berlín en 1915 y a principios de 1933 huyó con el ascenso de Hitler y la trágica muerte de su padre. Podría decirse que el fin de la adolescencia cerró la puerta al sueño de un niño, un sueño encarnado en el espíritu de tolerancia, experimentación y reforma que asociamos con la República de Weimar. Pero no fue así. El amor a Goethe y la dedicación a la lucha y la comprensión de los valores cosmopolitas de su república muerta acompañaron a Hirschman toda la vida.

30 mar 2012

Los hijos de Don Quijote | Carlos Fuentes


Para mi generación, que es producto de la educación universitaria mexicana del medio siglo y de la etapa crítica de nuestra revolución, lo que está ocurriendo en el mundo hoy es algo que para nosotros fue siempre deseable, aunque casi nunca posible. Al finalizar la segunda Guerra Mundial, cuando mi generación entraba en la adolescencia, se creó un mundo políticamente artificial, dividido en dos bandos rivales. Había que pertenecer a uno u otro de estos bandos, escoger entre las dos ideologías, los dos sistemas, presentados con perfecta dualidad maniquea; mundo de buenos y malos absolutos.


La guerra fría sacrificó muchas posibilidades políticas, movimientos de reforma e independencia en una u otra esfera de influencia, abortados porque, si sucedían en la esfera norteamericana eran descalificados como comunistas y si sucedían en la esfera soviética eran denunciados como capitalistas. A lo largo de cuatro décadas nos quedamos sin las aportaciones políticas de muchas naciones pero también de muchas culturas que no correspondían, en su esencia, ni a la tipificación norteamericana ni a la tipificación soviética, sino que en sí mismas -del Río Bravo al Río de la Plata, del Báltico al Mediterráneo y del Sahara al Gobi- eran portadoras de valores propios, de tradiciones pacientemente urdidas a lo largo de los siglos y de renovaciones sólo compatibles con estas tradiciones, pero capaces, al mismo tiempo, de contribuir a la acción común de la humanidad.

17 feb 2012

Momento gaditano | Roberto Breña

La Constitución de Cádiz representa la entrada de España en la "modernidad política" (con todas las comillas que se quieran añadir a las ya utilizadas) y supone un paso muy significativo en los inicios de la vida política "moderna" de Hispanoamérica (ídem). En el primer caso, la fugacidad de la primera experiencia liberal española y el aclamado regreso de Fernando VII, y con él el del absolutismo, complican sin duda cualquier valoración histórica de dicha experiencia. En el segundo, existen variaciones de acuerdo con el territorio americano de que se trate; un hecho que se deriva en gran medida de la aplicación o no aplicación del documento gaditano. Sin entrar en pormenores, el lugar que éste ocupa actualmente en la historia política de México o Perú es mucho más importante que el que le conceden, por ejemplo, venezolanos o argentinos. No obstante, como lo ha mostrado la historiografía de los últimos lustros, estas diferencias al interior de América Latina no son tan marcadas como se pensó durante mucho tiempo; entre otros motivos porque el legado gaditano va mucho más allá de los 384 artículos que integran el documento en cuestión.

2 ene 2012

Colonos | Alejandro Zambra

No conozco a un mejor contador de historias que Leonardo Sanhueza. Pensé esto por primera vez en un momento muy temprano de nuestra amistad, al calor de largas conversaciones, hace una porrada de años. De más está decir que eran reuniones generosamente regadas y que, a cierta hora de la noche, para la mayoría de nosotros era imposible mantener siquiera el simulacro de un diálogo, con excepción de Leonardo, quien asombrosamente conservaba la lucidez, de manera que entre el humo y el alcohol persistía el encanto de la conversación, aunque uno de los interlocutores, casi siempre yo, apuntara solamente unos monosílabos ladeados, casi horizontales.

Algunos años después ese aspecto hasta entonces privado de la personalidad de Sanhueza emergió en las crónicas que empezó a escribir en la página de Cultura de Las Ultimas Noticias. Colonos, el libro de poemas que acaba de publicar, a mi parecer marca el encuentro entre el poeta y el cronista, que no estaban necesariamente separados, pero que aquí son uno y el mismo. Lo primero que recordé cuando leí Colonos fue esa desencantada conferencia en que Borges lamenta que la palabra poeta haya sido dividida en dos: que ahora el que canta y el que cuenta, el que expresa sentimientos y el que les da una perspectiva, sean dos sujetos casi irreconciliables. Entiendo que hace 10 años Leonardo concibió el proyecto del que Colonos es el primer resultado visible, y que alude a la épica, o parte de un deseo de restitución similar al que manifestaba Borges en aquella conferencia: volver a narrar y a cantar, y en este caso nada menos que el origen.

30 nov 2011

La democracia como construcción | Entrevista a Guillermo O’Donnell por Fernando Bruno (Revista Ñ)

Guillermo O’Donnell se ha dedicado durante muchos años a estudiar temas vinculados al Estado y la democracia. Desde sus primeras investigaciones sobre el Estado burocrático-autoritario ha desarrollado diferentes conceptos teóricos que le han valido un gran reconocimiento de la comunidad académica local e internacional. Su nuevo libro Democracia, agencia y Estado. Teoría con intención comparativa recoge el trabajo intelectual de más de una década y se propone realizar “una crítica democrática a las democracias”, señalando fortalezas y debilidades con el propósito de aportar elementos que sirvan para la construcción de mejores prácticas institucionales. La motivación de este proyecto surge, según menciona el propio autor, de la constatación de que todavía se está lejos de una implantación plena de la ciudadanía en todas las sociedades contemporáneas.

El texto se sostiene sobre dos pilares fundamentales: por un lado, la idea de que el ciudadano, en tanto portador de derechos y obligaciones, debe ocupar en democracia un rol protagónico en la escena social y política; por el otro, la defensa del carácter abierto de la democracia y de las permanentes tensiones y disputas políticas inherentes a la delimitación de aquellos derechos y obligaciones. 

15 jun 2011

Repensar la justicia social, entrevista a François Dubet | Hector Pavon (Revista Ñ)

Hay un mito que sostiene que para combatir la pobreza, la inequidad y la desigualdad hay que lograr un sistema que genere igualdad de oportunidades para todo el mundo. En esta entrevista, el sociólogo de l'EHESS François Dubet, alerta contra esta “trampa”. De un modo u otro subraya el hecho de que es casi imposible que, en igualdad de condiciones, pobres y ricos logren un mismo objetivo y que genera en consecuencia “una lucha de todos contra todos”. Dubet propone y defiende, por contrapartida, “el modelo de las posiciones” al que se refiere en su libro Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades y que aquí explica. En este diálogo habla de la situación de desigualdad individual y global de las personas.

21 mar 2011

Liberalismo y Poder, entrevista al historiador Iván Jaksic | Héctor Soto

Tras explorar a Andrés Bello en su libro Andrés Bello. La pasión por el orden (Editorial Universitaria), el historiador Iván Jaksic compila junto a Eduardo Posada Carbó una serie de estudios sobre el liberalismo en América Latina. Oficiando como seleccionador de varios textos, Jaksic pretende que Liberalismo y poder. Latinoamérica en el siglo XIX (Fondo de Cultura Económica) sirva para despejar interrogantes sobre el rol de esta corriente en nuestro continente. 

Usted es autor de un estudio sobre Andrés Bello ¿Lo colocaría más cerca del liberalismo o del conservadurismo?

Bello apoyó y fue miembro de los gobiernos conservadores desde Prieto a Montt, pero su ideario de construcción de las naciones independientes era liberal. Basta observar su apoyo al constitucionalismo, que es central para limitar el poder en un estado de derecho y para establecer las garantías individuales. Basta observar los principios liberales de seguridad y propiedad que abundan en el Código Civil de la República de Chile. Basta observar su impulso a la educación pública como fundamento de la ciudadanía, la que conlleva el sufragio creciente por vía de la alfabetización. Basta, en fin, con observar su actividad para promover la prensa, sin la cual no hay debate y esferas públicas. Como muchas cosas que pasan en nuestra historia, es más fácil poner un rótulo a Bello como conservador que comprender sus ideas. Mucho se debe a que José Victorino Lastarria lo calificara lapidariamente de esta manera.

14 mar 2011

Entrevista a Roberto Gargarella, constitucionalista argentino | Mori Ponsowy (La Nación)

El jurista argentino Roberto Gargarella, reconocido por sus aportes en materia de derecho constitucional, es consciente de que la Argentina tiene una Carta Magna "muy exigente". Y sostiene que "ver la distancia que hay entre los compromisos constitucionales y la práctica constitucional es muy dramático, pero también muy apasionante". 

Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires (UBA), con un máster en Ciencia Política por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y doctor en Jurisprudencia por la Universidad de Chicago, Gargarella, de 44 años y autor de más de una veintena de libros, investigó recientemente y escribió acerca de los límites a la respuesta penal punitiva, la teoría constitucional y la concepción deliberativa de la democracia. 

¿Qué es la democracia deliberativa y en qué se diferencia de otras concepciones de la democracia?

La idea de democracia deliberativa considera que las únicas decisiones públicas justificadas son las que resultan de un proceso de discusión inclusivo, sin grupos marginados. Algo que no ocurre hoy en la Argentina, donde hay voces y grupos sistemáticamente ausentes de la toma de decisiones. El Congreso se especializa en tomar decisiones a partir de la imposición de una mayoría que levanta la mano. Y aunque eso es una condición necesaria en la construcción de una decisión democrática, no es una condición suficiente para ello. Ni siquiera es suficiente para que la decisión sea constitucionalmente válida. 

25 oct 2010

El historiador John Lynch y las Independencias hispanoamericanas | La Nación (Argentina)


En más de un sentido, John Lynch representa a una especie en extinción. Es uno de los últimos historiadores británicos que pueden ser considerados hispanistas y una autoridad en temas latinoamericanos, y también es capaz de cautivar con su pluma a los lectores no académicos. 
 
Dice que América latina conquistó su libertad hace dos siglos y es falso que necesite "una segunda independencia", como la que propone el venezolano Hugo Chávez. 

Profesor emérito de la Universidad de Londres, sus biografías San Martín, soldado argentino, héroe americano (Barcelona, 2009) y Simón Bolívar (Barcelona, 2006) han sido éxitos comerciales y, como la veintena de títulos que las precedieron, son ahora también obras de referencia.

Aunque tiene múltiples galardones y logros profesionales, John Lynch habla con especial cariño de su condición de "miembro corresponsal" de la Academia Nacional de la Historia Argentina desde 1963.

Al hablar del proceso de independencia latinoamericano, Lynch advierte que no tuvo carácter económico o social, por más que reconoce que trajo avances en ese terreno, entre ellos, la abolición de la esclavitud. "Esencialmente, yo creo que hay que hablar de una independencia política -sostiene-. Fueron movimientos políticos dirigidos y organizados por un sector de la sociedad, sin gran participación masiva. En algunos países hubo cierta presencia popular, pero en general fue un movimiento dirigido por la elite criolla, destinado a reemplazar a la elite española al frente del poder."

-Entonces, ¿tienen razón los políticos que afirman que estamos frente a una segunda independencia porque ellos buscan abordar esas asignaturas que habían quedado pendientes

-En términos económicos, está de moda afirmar que la dependencia de España fue reemplazada por una dependencia de Gran Bretaña, a través del libre comercio, y después una dependencia de los Estados Unidos. Pero la dependencia económica con España era muy real y concreta. España mantenía un monopolio comercial y de inversiones. Con la abolición de ese monopolio, los latinoamericanos quedaron libres de elegir qué dependencia querían, si querían alguna. Adquirieron cierto poder de elección que antes no tenían.

-Algunos dicen que Gran Bretaña se cuidó de estar envuelta en el movimiento emancipador desde un principio con la intención de condicionarlo más tarde

-Yo comparto la opinión que tenía Bolívar. El solía decirles a quienes lo criticaban por acercarse demasiado a Gran Bretaña que había que estar orgullosos de fomentar esa relación. El tipo de protección que los libertadores buscaban del lado británico era una protección de facto de parte de su armada, la más poderosa del mundo. Su mera presencia en los mares del sur servía para poner coto a las pretensiones imperialistas españolas.

-¿No suscribe a la opinión de que, derrotada en las invasiones de 1806 y 1807, Gran Bretaña decidió apoyar a los movimientos emancipadores para establecer un "imperio informal"?

-La tesis del "imperio informal" fue creada por los historiadores mucho más tarde. Ni los ministros ingleses ni los intereses comerciales británicos iban en esa dirección. Lo cierto es que América latina no era de gran importancia para Gran Bretaña. Como potencial mundial, su visión estaba más enfocada hacia el comercio con los Estados Unidos, el resto de Europa y vínculos más directos con Asia y Africa. En América latina buscaba comerciar e invertir. Y de esto podían los latinoamericanos sacar también provecho.

-¿Qué fue lo que originó el movimiento emancipador? 

-Una crisis dentro del mundo hispano. Hasta mediados del siglo XVIII, la América española era menos colonia de lo que había sido en un principio y de lo que lo era hacia 1810. Entre 1700 y 1750, América latina había obtenido cierta independencia económica y también a nivel social, en lo que concierne a la presencia de los criollos en puestos de gobierno. Pero los Borbones trataron de frenar ese proceso. Esa reacción borbónica es lo que llevó a los criollos a iniciar el proceso de emancipación. Todos los imperios tienen una semilla de autodestrucción, algo que los hace inherentemente inestables.

-¿Este modelo de autoritarismo es una herencia inexorable de nuestro pasado hispánico? 

-Los libertadores latinoamericanos emularon en gran medida el modelo autoritario de la monarquía española. Bolívar, al declararse presidente vitalicio con derecho a elegir a su sucesor, no dejaba mucho espacio para la participación política. San Martín nunca llegó a ese extremo, pero tampoco favorecía un modelo de participación democrática. Hace unos años, amigos míos que son académicos en Venezuela me aseguraban que Hugo Chávez no era un nuevo caudillo, sino un "populista del proletariado...". Eso me suena muy parecido a un caudillo de la vieja ola o a un autoritario populista. O quizás un bolivariano militarista. Hay que recordar que él viene del seno de las fuerzas armadas venezolanas, que no son precisamente una democracia... América latina no necesita una "independencia bolivariana". Bolívar no es un predecesor de Chávez. El nunca se consideró un revolucionario social. Introdujo reformas, es cierto, pero no quería reestructurar a la sociedad. Tampoco era un buscapleitos internacional. No criticaba a las grandes potencias de la época. Al contrario: buscaba su alianza. Jamás se asoció tampoco con países en los márgenes de la comunidad internacional. Es cierto que tenía reservas con respecto a los Estados Unidos, pero Bolívar aceptaba que era un buen ejemplo de republicanismo. Quizás el problema es que al declararse presidente vitalicio no aplicó las virtudes republicanas que tanto admiraba en Estados Unidos. El suyo era un modelo autoritario. Sólo en ese sentido yo veo un parangón entre Bolívar y Chávez. Pero hablar de una segunda ola de independencia no es acertado. Estamos comparando mundos muy distintos.