“Por distante y pequeño que sea –señalaba en 1974 un informe clasificado de la embajada estadounidense en Santiago–, Chile ha sido considerado desde hace algún tiempo y de forma general como una zona para llevar a cabo experimentos económicos y sociales. Ahora el país se encuentra, en cierto sentido, en la primera línea del conflicto ideológico mundial”. El mensaje, cuyo destinatario era el secretario de Estado Henry Kissinger, sintetiza el lugar al que había llegado Chile en el contexto de la Guerra Fría desde septiembre de 1970, cuando Allende ganó las elecciones presidenciales con un programa revolucionario que echaba por la borda la noción de que el socialismo nunca sería compatible dentro de un sistema democrático y que ofrecía un modelo de desarrollo que desafiaba abiertamente al sistema norteamericano.
¿Cuál fue el impacto que tuvieron los actores internacionales en la política chilena durante los mil días de la Unidad Popular? ¿Qué tan relevante fue la “vía chilena al socialismo” en el contexto mundial de esos años y específicamente en el continente americano? Son las principales preguntas que se hace Tanya Harmer en Allende’s Chile and the Inter-American Cold War (El Chile de Allende y la guerra fría interamericana), un libro que amplía nuestra comprensión al aportar nuevos datos sobre lo que ya sabemos (que Estados Unidos boicoteó sostenidamente a Allende) y al incorporar nuevos actores en el análisis, básicamente Brasil y Cuba. Ambos países fueron fundamentales en lo sucedido en Chile a partir de 1970 y representan las fuerzas de choque de un conflicto continental que se zanjó acá.